Hombrecillos con orejas puntiagudas o sin orejas, con o sin antenas, pero siempre verdes; así eran imaginados los extraterrestres hasta hace cincuenta años.

¿Quiénes son los hombrecillos verdes?
Si hay un color que siempre se ha asociado a los extraterrestres, ese color es el verde.
Antes de que los extraterrestres grises invadieran las pantallas y los relatos de los abducidos, mucho antes de que los reptilianos fueran denunciados y de que los hombres de negro comenzaran a intimidar a los testigos de los platillos voladores; los extraterrestres eran, casi siempre, verdes y pequeñitos. Y, aunque hayan perdido su hegemonía como extraterrestres emblemáticos, estos seres de piel verde, aún persisten en la imaginería popular.
Cuando decimos que tienen la piel verde, no nos referimos a un gris verdoso, como el que portan algunos aliens grises; sino a un verde auténtico y casi siempre intenso.
Algunos de ellos tienen antenas que les nacen de la frente o de la parte superior de la cabeza. Las mismas por lo general son lisas, pueden ser rígidas u ondulantes. Casi siempre están rematadas por una protuberancia en la punta, como las de los caracoles.
Si tienen orejas, suelen ser bastante grandes y puntiagudas, como las de los felinos o los duendes. Pero muchos extraterrestres verdes carecen de orejas y también de antenas. En estos casos, se ven muy parecidos a los extraterrestres grises. Por ello, se los suele confundir. A esto hay que sumarle que muchos grises presentan tonalidades gris-verdosas
Al igual que los grises, los hombrecillos verdes tienen cabezas calvas muy grandes y el cuerpo frágil y lampiño. Se supone (o se suponía) que estas características serían propias de seres evolucionados tecnológicamente; pues, al contar con maquinarias avanzadas que realicen para ellos el trabajo duro, estos seres sólo se dedicarían a desarrollar su cerebro. Del mismo modo, les resultaría innecesaria la protección extra que brinda el pelo a los mamíferos de nuestro mundo.